Para traeros un nuevo capítlo de Doyo ni iyou tooo ^^
Espero que os gustee muchooo n.n Este fic es un lento de escribir, pero es con el que más disfruto ^^
Aquí os lo traigo n.n
3
capitulo
Era martes… 13 del mes de octubre, junto con las primeras
nevadas, ya había llegado con ellas, también el frío polar que caracterizaba la
ciudad londinense de Canterbury. Esa mañana había nevado, y hacía mucho más
frío de lo habitual. Lo primero que hice
al levantarme fue encender la calefacción, la noche anterior se me había
olvidado, y la casa estaba helada. Claro que cuando yo volví, sobre las 5 y
media de la madrugada, no lo noté… esa noche bebí demasiado, lo reconozco… Me
puse el batín, antes de salir al salón y las zapatillas de estar por casa, que
frío hacía. Puse la calefacción y cuando llegue al comedor me encontré con Kyo,
¿Qué hacía allí? ¿Vino conmigo? Imposible… me dijo que estaba con su “novia”,
bueno…
Me acerque hacía el chico con pasos suaves intentando hacer
el menor ruido, tenía los ojos rojos, seguramente había estado llorando… Le
puse la mano en el hombro con dulzura, y le zarandea con suavidad, poco después
le tape con el batín que me había puesto, y le deje durmiendo. Después de
desayunar, me encerré en mi cuarto, los exámenes de acceso para la universidad
de Cambrigde eran en dos semanas, y tenía que aprobarlos. Mientras que estaba
en mi mundo de concentración, apuntes y libros, Kyo entró al cuarto sin que yo
lo escuchase, me puso su mano sobre mi hombro, haciendo que me diese un susto
importante.
-Ah… d-deberías de t-t-tocar a la puerta…
-L-lo siento…- Se sentó en la cama, agachando la cabeza con
la mirada perdida.
-¿Qué pasa? – Le pregunté, apartando mi vista del escritorio
y mirándole.
-N-no es nada… perdona… ayer entré a tu casa sin permiso… me
puedo ir si quieres…- Tenía la mirada perdida, me levanté y me senté a su lado,
apoyando su cabeza en el hombro del rubio.
-A mi no me puedes mentir…
¿Qué ha pasado…?
Tras un largo suspiro, agachó todavía más la cabeza.
-M-me ha dejado…
-¿QUÉ? ¿Qué ha sucedido? Kyo…
-S-s-se… se me escapó tu nombre… n-nos… estábamos acostado…
p-p-pero… cuando eso… grité tu nombre… s-se enfado… no se como… fue muy rápido…
no se como pasó…
-A ver… a ver…- Parpadeé varias veces, atónito, pero
recuperé la compostura con rapidez, era imposible lo que me estaba diciendo,
tenía que volver con su novia…yo… no soy bueno para él… o eso solía pensar…-
Habla con ella, dile que todo fue un error, vamos Kyo.
-P-pero… Sorata… no quiero… no quiero hablar con ella… no
creo que fuese un error…
Yo… yo realmente…
Antes de que pudiera continuar le tape la boca, quedándome
sin palabras. Agache la cabeza y deje que unas lágrimas me cayesen por los
mofletes. Una lágrima tras otra, no cesaban y las palabras de Kyo, resonaban en
mis oídos, como un taladro constante.
Le saque de mi habitación a vanos empujones, Kyo Seguía ahí,
su cuerpo no… pero si su voz…
Él… el se quedó en mi salón… mientras yo… de una forma inútil,
intentaba detener mi llanto y pensar con cabeza…pero era imposible… como iba a
creer sus palabras, tantos años negándome lo, tantos años…
Al día siguiente, cogí el teléfono y hable con su novia
Haru, era una chica bellísima, con unos ojos azules profundos, y el pelo negro
como el ébano. De madre inglesa y padre coreano. Con la carrera de derecho,
matriculada en Oxford, como la mejor alumna…
No podía entender porque me prefería a mí, en su lugar… Era
la chica perfecta. Todos los chicos la perseguían, ella solo tenía ojos para
Kyo. Tenía que arreglarlos, si no Kyo seguramente se iba a arrepentir toda la
vida.
Haru, contesto a mi llamada muy preocupada. Cosa que veo
normal… Al parecer Kyo se había marchado sin decir palabra alguna… Este chico…
Acorde con ella, encontrarnos a las seis en frente de la
estación central de Oxford, cerca de su residencia de estudiantes.
A las seis, en el central
caffe, estaba yo. Con mi pantalón negro ceñido a mi esbelta figura, le
había añadido unos tirantes con calaveras en rojo. Junto con una abrigo de
medio cuerpo negro, con plumas blancas en la capucha. La noche anterior había
nevado, la humedad y el frío londinense a acechaba a las seis de la tarde,
cuando el sol ya yacía por el este. Me senté en el cafetería y pedí un
chocolate con leche , para entrar en calor. Desde que Kyo estaba en mi
casa, la convivencia se había hecho más
dura, de lo que ninguno de los dos creíamos.
Pasados los minutos, una chica con un gorro con orejas de
osito, entro por la puerta. Llevaba una de sus multiples faldas de cuadros
rojos, a tablas con puntillas en la parte de abajo, junto con su abrigo negro
con plumas negras, y bufanda del mismo color de punto. Se presentó delante de
mí.
-Buenas tardes, Sorata-san.- Tras una larga reverencia,
levanto la vista. En su mirada, se podía ver una mirada preocupada, y nerviosa.
Era la primera vez, desde que conocía a esa chica, que le había visto es forma de mirar. Siempre tan
tranquila, como si nada le afectase.
-Buenas tardes, Haru. Siéntate, por favor.-Le hice un gesto
para que se sentase en frente mía.
-Muchas gracias, Sorata-san.-Se sentó- No sabía a quien
acudir… estaba tan preocupada… Kyo… Bueno… -Haru, no paraba de mover las manos
nerviosa, cuando le puse mis manos sobre las suyas, sobre saltándola.
-Tranquila, hablemos con tranquilidad. ¿Vale? Tenemos toda
la tarde. – Su expresión se relajó, como si un soplo de aire limpio le hubiera
dado en la cara.
Fue entonces, cuando me sonrío y me contó todo lo que
realmente había sucedido. Haru era tan comprensible, todavía no entiendo lo que
le paso por la cabeza a Kyo.
Tras varios cafés, dulces y pastas inglesas, a las ocho de
la noche, terminamos de hablar. Haru me acompañó a casa, ella iba a hablar con
Kyo. Mientras yo salía con unos amigos a un bar de ambiente. Lo que no sabía es
que, Kyo esa noche decidiría salir del armario con Haru. Esa parte no conozco
como fue… pero lo que si, recuerdo es como vino a decírmelo….
Tras varios golpes en la puerta del señor Yamamoto, la
enfermera entró con una bandeja de pastilla.
-Sorata, ya es suficiente por hoy, déjale descansar.- Mientras
terminaba de decir sus palabras, dejó la bandeja sobre la mesa, y Sorata cerró
su libro, y salió de la habitación junto con la enfermera.
-Gracias a tus lecturas, parece que está recuperando la
memoria, poco a poco.
-No es nada, solo quiero que me recuerde…
-Lo sé, lo sé, pero tienes que darle paciencia. Sabes que
tiene alzeimer, y no creemos que la recuperé del todo. Pero tú no tires la
toalla, eso lo último. ¿Entiendes?
-Sí, descuida. Continuaré leyéndole hasta que me quede sin
vida.
-Hablando de eso- Colocó sus manos en las caderas a modo de
jarra. –Tu último análisis ha salido negativo ¿Te tomas las pastillas?
-S-si… ¿P-por?
-¡Sorata! ¿Acaso quieres que te suceda algo malo, asustar al
señor Yamamoto?
-No, no ¡Por dios!
-Pues, tómate las pastillas de una condenada vez.- Tras un
portazo la enfermera se marchó.
shurui-chan desuuuu ^^
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