domingo, 7 de octubre de 2012

Segundo cap, Shi no tusna

Muy buenas, aquí shurui os trae el segundo capítulo de Shi no Tusna, eso sí, un poco de paciencia para la gente que lo lee, es muy complicado de escribir y el tercero todavía no lo tengo, así que disfrutad de este. un beso muy grande y aquí os lo dejo ^^ Se me olvidaba, esta es la entrada 300!!!!



Pensé que después de lo que sucedió ese día, los había perdido. Pero no fue así, yo desaparecí de sus vidas, de un día para otro, sin avisarles.
Ellos… ya no estaban conmigo, yo estaba sola, todo el tiempo. Hasta que sucedió, ninguno de ellos lo sabe, y espero que siga así, no quiero volver a perderles, ahora que están a mi lado, como en nuestra infancia.

Aún lo recuerdo…
Era un día primaveral, los cerezos estaban en flor y ese fin de semana era el festival de los cerezos: El hanabi.
El tiempo era magnífico, el sol brillaba, después de unos días de tormentas primaverales.
Era mi primer día de parvulario, estaba tan nerviosa que no podía respirar el aire primaveral, disfrutar de tan gratificante sensación. Mi madre sujetaba mi mano, de una forma muy calmada, que en cierto modo me ayudó, pero cuando la soltó dejándome en la puerta del parvulario, estaba otra vez sola.
El edificio, era de una sola planta. Las paredes eran de colores llamativos con figuras circulares, triángulos sin punta y cuadrados con las puntas redondas, esto creaban un ambiente, cálido, reconfortante, relajador, tranquilo. Todo lo contrario al instituto que iría, pasados unos años. El patio estaba rodeado de arboles, el cerezo era el que destaca sobre todos ellos, las hojas de color rosáceo  cubrían el suelo, los arboles, y el ambiente, dándole la alegría que este desprendía.
Di unos pasos, hacía la puerta de entrada, donde la profesora nos esperaba.  Mira-sensei, era una mujer joven, quizá tuviera alrededor de veinte años, pero a primera vista, eran muchos menos. Vestía un vestido por la mitad del muslo, color salmón con unas calcetas, por encima de la rodilla blanca, pero todo esto iba tapado por un batín, a rayas, blancas y rosa palo. Su pelo color miel, estaba recogido en una coleta. Los ojos de Mira, eran castaños claro, como los de un tigre, pero en su mirada se apreciaba la personalidad de Mira Sarutobi. Alegre, testaruda a veces, confiada, y seguramente algo más… pero la recuerda como si fuera mi hermana mayor, ella nos unió, y me hizo ver una cosa muy importante…

Los días pasaron rápidos por esa etapa de mi vida, los tres nos reunimos con una facilidad increíble.
Mira, nos organizo para jugar a balón prisionero, dividió la clase en dos equipos, y empezamos. Nosotros fuimos los que más aguantamos y los últimos en caer.
Solo quedábamos nosotros y cinco niños del otro equipo. Uno de ellos lanzó el balón, este rodo el aire, y fue a parar directo a mi rostro. Los mofletes se me sonrojaron, debido al dolor. El cual intenté ocultar por todos los medios, pero las lágrimas que recorrían mis mejillas decían todo lo contrario. Cerré los ojos por un instante con fuerza, restregué mi cara, una sonrisa se formo en mis labios cuando cogí la pelota. Me gire hacía el niño de cabello s negros que me miraba con un deje de preocupación en su rostro. Le sonríe y lancé el balón al chico.
-Toma, cuando te diga. Pásamela.
El niño asintió decidido, y cuando llego nuestro turno, ganamos el juegos con dos jugadas, muy simples.
Mira, silbó anunciando el fin del juego.
-Venga chicos, a almorzar- se metió a clase con una sonrisa de oreja a oreja, acompañada de la clase.  Yo me fui a limpiarme la cara, aun me dolían las mejillas. Cogí agua con mis manos y me la tire al rostro. Fue… entonces, cuando nos conocimos, por primera vez. Cuando me gire con el rostro empapado, ahí estaban los dos.

-Bien hecho- Era un niño moreno de piel, cabellos castaños con unos brillantes reflejos miel sobre estos, en su rostro destacaban unos ojos verdosos, que desprendían energía por doquier.
-G-gracias… - Me sonroje con dulzura, secándome la cara con la manga de la camiseta. Al lado del castaño había un niño que era la antítesis del castaño. Pelo negro azabache, piel pálida como la nieve, y ojos azules, eran como dos lagos.
-E-eres increíble…- Me sonrió de una forma tan tierna, que hizo que me leve rubor se acentuase más. –S-soy Kisuke… - su amigo comenzó a reírse de una forma muy sonora y exagerada.
-Tío, preséntate bien- Me dio su mano. – Soy Seiji, el niño más guapo de este parvulario.
Les sonreí, sorprendida. Como un niño de ocho años podía ser tan carismático.
-M-me llamo Naoto Kurosaki…
-¡¡Wouo!! Naoto,, que nombre más bonico, chica. Ahora somos amigos, ¿eh? ¿eh? ¿eh?- Se cruzó de brazos- No lo olvides.
Les asentí, sonriendo.

Así… fue como floreció nuestra amistad, al igual que los cerezos en flores… pero todas las flores… se marchitan


Shurui-chan Desu ^^

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